07 septiembre 2008

SAN PASCUAL



Y para aquellos que se pregunten acerca de este nombre, han de saber que es costumbre desde los tiempos de la Colonia, que a cada oficio se le asigne un santo patrono y una fecha de festejo.


Pero, ¿cuál sería el patrono de las personas que se dedican a la cocina, y cual es la fecha en la que se celebra? El santo es San Pascual Bailón y la fecha es el 17 de mayo.


San Pascual Bailón nació en Torre Hermosa, en las fronteras de Castilla y Aragón. Sus padres fueron de origen humilde —eran campesinos—, por lo tanto la formación de tipo intelectual de este personaje era escasa y su mística peculiarmente folclórica. Fue un hombre de vida austera e inocente, por no decir cómica.


El Vaticano lo proclamó Patrono de los congresos eucarísticos y de las celebraciones de misa en la noche.
A lo largo de su vida desempeñó varios trabajos, como el de portero, hortelano, cocinero y limosnero, entre otros.

Se dice que es patrono de los cocineros porque recogía las sobras de la comida para destinarlas a los pobres; otras peculiaridades que se decían acerca de su persona es que, cuando había colocado en orden los platos, el pan en su sitio y las botellas llenas, caía de rodillas en el refectorio y rezaba largo rato hasta que se levantaba agitado por un impulso misterioso que le obligaba a correr, dar gritos inarticulados y bailar delante de la Virgen (de allí lo de "bailón"). No todos se ponían serios ante estos hechos —que desde aquella época se relacionaban con locura—, pero muchos otros lo consideraban como un tipo de éxtasis místico, muy de moda en aquella época, a principios del siglo XVII.

Su muerte fue tan simple como su vida. En su lecho de muerte preguntó al hermano que le cuidaba: "¿Has dado ya la señal para la misa mayor?" "Sí", le respondieron e inmediatamente después se llenó de satisfacción y expiró. Cuando el cadáver se hallaba en el féretro durante el funeral, causó gran asombro cuando, en el momento de la elevación de la hostia, abrió y cerró los ojos en dos ocasiones, tal vez queriéndose echar el último bailongo.
Aún en la actualidad se siguen contando historias acerca del Santo de los cocineros, e incluso hay quienes afirman que en el lugar donde se encuentran sus restos se pueden escuchar golpes, suspiros y pasos.

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