Rusia fue el punto de partida y centro hegemónico del arte de la escultura en hielo más antiguo del mundo que surgió por placer y entretenimiento. Era práctica común que, al inicio de cada año, se llevara a cabo un ritual para ahuyentar los espíritus malignos que podrían traer malos acontecimientos, por lo que construían una enorme cruz de hielo con bloques que eran sacados por piezas de los lagos congelados. Con el tiempo esta costumbre fue perdiendo su carácter sacro y las personas aprovechaban cualquier oportunidad para practicar este arte cuando conmemoraban algún evento y por muchos años las esculturas fueron usadas para decorar los bufetes.
Los festivales rusos empezaron a crecer en escala por la expansión y crecimiento del imperio. En 1739 la emperatriz Ana Ivanova, hija de Pedro el Grande, ordenó que se construyera un palacio de hielo ya que ese invierno iba a ser uno de los más fríos; quería divertirse durante esta temporada con sus invitados dentro del palacio, el cual sería amueblado y decorado con diversas figuras de hielo.
Más tarde, el arquitecto imperial Eropkin diseñó un palacio en St. Petesburgo que tenía 6.93 m de alto, 17.82 m de largo y de 5.94 m de ancho. El hielo que se uso fue excepcionalmente claro, las uniones de las paredes hechas de bloques de hielo eran casi perfectas. Los marcos de las ventanas, puertas y los pilares fueron pintados de color verde mármol para tener un contraste de color. Las ventanas fueron hechas con hielo muy delgado que fue iluminado con candelabros por la parte de atrás. Alrededor del palacio se colocaron árboles y pájaros de hielo, seis estatuas y una fuente que embellecía la entrada, además de dos fuentes de delfines y una fuente de un elefante que lanzaba agua a 7 m de altura, dos morteros y seis cañones. Con el transcurso del tiempo la escultura en hielo se extendió hacia el este, los japoneses lograron ser reconocidos como unos de los mejores de este arte gracias a su constante práctica, perseverancia, estudio y disciplina que se ha visto reflejada en inventos y en la aplicación de diversas técnicas y herramientas para esculpir.
Existen dos tipos de hielo para elaborar esculturas: el opaco y el cristal. Por sus propiedades y por sus características naturales que los constituyen, se recomienda el segundo ya que las esculturas reflejan su cristalinidad y transparencia, al mismo tiempo que se aprecian mejor los detalles y las figuras. El tiempo promedio que dura una escultura en exhibición es de 7 horas después de las cuales comienza a derretirse proporcionalmente en un promedio de 1.5 cm por hora, aunque esto puede variar dependiendo al incremento o disminución de la temperatura ambiente.
La máquina que produce hielo cristal tiene capacidad para hacer dos bloques de 150 kilogramos en aproximadamente 16 horas. La máquina se compone de dos contenedores que se llenan con agua y, posteriormente, se coloca un inyector de aire a cada uno en la parte central con el fin de dispersar las impurezas del agua hacia los extremos y de mantener en circulación el agua. Después de esto se cierra la tapa y se prende el motor que produce una congelación totalmente uniforme por los cuatro lados.
Una vez que los bloques están congelados, se utiliza una grúa con polea, se sacan y se trasladan a una cámara de congelación mantenida a una temperatura de -9º C para ser almacenados.
Para comenzar una escultura es necesario sacar el bloque de la cámara de congelación por los menos tres horas antes, esto con la finalidad de que su temperatura interna baje y alcance -3° C, de esta manera se puede trabajar mejor y se evita que el hielo se fracture al intentar cortar con la sierra eléctrica o al utilizar alguna otra herramienta. El tipo de área que se recomienda para su elaboración debe de ser preferentemente cerrada y sin corrientes de aire. Al prevenir estos factores los bloques de hielo se derriten menos y se evita el riesgo de tener fracturas o fisuras causadas por el choque de temperaturas entre la luz solar y el hielo.
Al iniciar una escultura es recomendable protegerse con guantes, orejeras, lentes de plástico, botas antiderrapantes y ropa repelente al agua, así como asegurarse que las extensiones y equipo eléctrico esten debidamente conectados a los enchufes de luz y cubiertos de plastico para evitar accidentes. El equipo eléctrico y la herramienta de mano deben estar afilados y en óptimas condiciones para asegurar esculturas de alta calidad.
Para transportar las esculturas es necesario tener algún tipo de anclaje y protección fija que asegure su posición en la camioneta para que prevenga y proteja las figuras de los movimientos evitando así algún accidente. Además, es necesario tomar en cuenta aspectos como las distancias, tiempos de entrega, rutas y lugares de carga y descarga.
El montaje de las esculturas depende muchas veces del tipo de evento, de los gustos de la gente y del espacio con el que se cuenta. Las esculturas se pueden presentar por sí solas, ya que su belleza artística hace que luzcan como elegantes piezas decorativas, aunque es común verlas decoradas con algún arreglo floral y, generalmente si es de noche, con iluminación de uno o varios colores.
La creatividad en esta especialidad es vital ya que de esto depende innovar la gama de productos y servicios que se pueden ofrecer, por ejemplo: platos de hielo con forma de girasol, ostras en hielo para caviar o ensaladas, hojas de maple para sorbetes o postres, esculturas para centros de mesa como floreros, esferas ó candelabros. Las de mayor tamaño pueden hacerse con un motivo de cisne, delfín, sirena, e incluso, las esculturas de grandes dimensiones pueden ser ensambladas o pegadas usando varios bloques de hielo para formar verdaderas construcciones como castillos. Los productos más comunes para pegar el hielo son: Nitrógeno, hielo frappé y sal.
La aportación que hace la escultura en hielo a las artes culinarias es importante ya que eleva la presentación de la comida, al mismo tiempo de embellecer las formas de presentar el buffet en eventos de magnitud. Esta presentación de los alimentos logra crear una fusión con el área de garde manger y repostería, entre otras, ya que comparten la característica de ser fríos. Por ejemplo, en los bufetes se pueden presentar ostras de hielo llenas de ensaladas o una góndola llena de mariscos, o bien un pastel de hielo con postres.